sábado, 10 de mayo de 2014
El Emperador mostrará el uso del poder en México
La obra de teatro El Emperador protagonizada por Lucía Leyba será estrenada el próximo 9 de abril en LAB Trece (Isabela la Católica 13, interior 505). Dirigida por Ricardo Rodríguez y con el guión a cargo de Gibrán Portela y Aurelio Vargas, la puesta en escena que se exhibirá de miércoles a domingo hasta el 4 de mayo formará parte del ciclo México vs México, donde se recopilan seis obras que tratarán sobre nuestro país.
El monólogo, para mayores de quince años, se basa en la obra El Emperador del periodista y escritor Ryzard Kapuscinski y el otro porcentaje en aspectos biográficos de la actriz.
La actriz Lucía Leyba, quien interpretará al Ministro de pluma indicó que la obra se enfocará en el uso del poder y cómo es utilizado. “Habla sobre el uso del poder y de cómo lo ejercemos ante los demás, porque a veces creemos que es tan lejano a nosotros que no nos damos cuenta de él”, afirmó.
Con un escenario minimalista y una musicalización que incluye canciones de Bob Marley, El ministro de pluma hablará un poco sobre los acontecimientos que pasan al servir a su emperador Haile Selassie conocido como Su Majestad Imperial, El Rey de Reyes o El Nunca Suficientemente Bien Llorado. Ante ello, la también actriz de televisión recalcó que fue un reto poder romper con la estructura habitual del teatro porque El emperador no se clasifica en un solo género: “No es una historia lineal que tiene un género, un principio, un desarrollo o un desenlace porque tiene toques de comedia, históricos, de todo un poco”, señaló.
De igual forma, el director Ricardo Rodríguez, quien también ha participado y dirigido distintas obras como Goldfish, recalcó que decidieron hacerlo un monólogo contado desde la perspectiva del Ministro del emperador porque sería una forma más accesible de llegar al público: “Pensábamos que era muy aburrido ver a alguien que hace todo, necesitamos ver a quien recaen todos los problemas para poder establecer una línea más accesible”, confirmó.
Además de la importancia del libro de Kapuscinski, Ricardo comentó que se basaron en éste por la relevancia del emperador etíope: “Es como un cuento de niños pero para adultos porque habla de un tipo que es una caricatura de sí mismo, sin embargo es el hombre más poderoso en toda la nación y puede hacer cualquier cosa con quien quiera”, señaló. Asimismo, Lucía recalcó que a pesar de que la obra se desarrolla en un contexto diferente, el trasfondo de ésta trasciende por los acontecimientos actuales que suceden en México.
Por último, el director expresó que su teatro se enfoca en que el público forje un discurso mediante los temas que se abordan en cada una de sus obras: “no me interesa generar escándalo, me interesa generar discurso”, indicó. De igual forma, la actriz dijo que desea la obra genere algo en las personas: “lo que nos gustaría en El Emperador es que la gente salga pensando lo que quiera”, finalizó.
http://www.cronica.com.mx/notas/2014/826493.html
Tiburón inicia con un “prólogo” que tiene por finalidad mostrar al espectador el tono de la obra e introducirlo en el mundo donde se va a desarrollar la tesis principal del drama. El principio del universo, el big bang, antes de eso nada, o la negrura o algo más allá. El tiempo y el espacio han sido creados en el mismo momento de la explosión, la explosión no tiene causa, porque, aunque parece difícil imaginarlo, no es un evento físico que proviene de otro, sino el primer evento físico que da vida a los demás.
Confundida por el teatro actual, pensé que la obra ya se había salido de control y que el desastre venía caminando entre los espectadores y casi se abría paso a través de los actores. Ellos, vestidos de manera escueta, las mujeres con un vestido sencillo negro y el hombre con un simple traje y corbata, parecían no inmutarse ante la calamidad dramatúrgica que yo vaticinaba. Pero entonces, con gran atino, dio comienzo la obra. No trata, en realidad, sobre tiburones o sobre el origen del universo, sino las relaciones entre padres e hijos. El trazo y argumento se da a través de diálogos, o casi monólogos, que los personajes dirigen hacía el público. El tono es tan amable con el espectador que da la sensación que los actores tienen libertad premeditada en la dirección y en la propia dramaturgia, es como si contaran una historia personal, aunque ficcionalizada por el hecho de estar representándola, y debo decir que salí del teatro con la firme idea de que había mucho de laboratorio teatral en cada uno de los parlamentos. Los chistes, el humor fresco, la naturalidad, hacen que el tiempo no se perciba y preparan muy bien la tensión para que al final surja una reflexión sobre nuestros orígenes.
Noté que si bien la iluminación es escueta, recurren a elementos que ayudan a la comprensión de lo que se está diciendo sin caer en el efectismo. Por ejemplo, las series luminosas, las que se cuelgan en los árboles de navidad, que usaron para crear con fáciles movimientos la sensación de una estrella en actividad, del espacio y (como diría Leonard Nimoy) su ballet cósmico, funcionan por la sencillez de la idea al aplicarla en algo tan complejo, además la dramaturgia nos ha dado con palabras la magia que el espectador debe esperar en escena por lo que resulta fácil seguirla. Sin embargo, en cuanto a recursos técnicos lo más utilizado fue el sonido. Los ecos, las cadenas entrelazadas de murmullos extraños, la combinación de recuerdos con la acústica que produce la luz del sol, de un púlsar o de júpiter, sirvieron no sólo para crear un ambiente sino para remarcar la intención alegórica de momentos específicos en la obra. Los padres de los protagonistas son como cuerpos celestes que alguna vez estuvieron irradiando luz. Un personaje vive de alguna manera bajo su sombra (o su ruido, o su luz), y aunque tiene personalidad propia, es en parte lo que de él han hecho quienes lo precedieron.
Al trabajar con tecnicismos y con textos propios de la divulgación científica para mantener la alegoría entre la historia del universo (la historia de la materia) y la historia emocional del ser humano, la atención del espectador puede ganarse o perderse fácilmente. Ni yo ni mi compañero tuvimos ningún problema en seguir los datos científicos que fueron introducidos para darle movilidad a la obra, tampoco nos parecieron especialmente largos o fastidiosos. Sin embargo por ahí escuché que otros espectadores se quejaban de que se extendían demasiado y propinaban mucha información en un corto periodo de tiempo.
El mayor atino de la obra –aparte de su buen humor- es la construcción de los personajes a través de lo que cuentan y no de lo que muestran, una idea antichejóviana que sin embargo resulta bien debido a la agilidad de los diálogos. La tesis de la obra dice, como Stephen Hawking: “somos la materia del Universo tratando de entenderse a sí misma”, ¿y cómo podríamos entendernos (o cómo podría entenderse la materia) si no es por su origen? ¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? Yo soy la hija de mi papá, la hija de Juan Manuel Orantes, el que un día, cuando yo cursaba la primaria, me llevó al museo de Geología. Soy la que recuerda tener ocho años y frente a ella la escalera principal, las piedras gigantescas neoclásicas de Tolsá, los trilobites y cavidades rocosas que han dejado crecer en su interior –como torres de palacios en una ciudad encantada- minerales de colores resplandecientes. Soy aquella a quien su papá le compró un trilobite de plástico gris que existe todavía y que probablemente me sobreviva, hasta que el sol explote, porque dudo bastante que aquel material sea biodegradable.
Los personajes se desarrollan bajo esa idea: el origen es lo que te define. No sólo vemos la relación padre-hijo sino la formación de las características de los personajes por su relación con el padre. Es decir, no sabemos nada de los personajes que están frente a nosotros en el escenario, conforme pasa la obra comenzamos a reconocerlos por las anécdotas que cuentan. Sabemos que una es de Durango, que otra sólo tiene una fotografía de su progenitor difunto, otra más es de clase media alta, aquel de traje es chilango futbolero con un padre irresponsable…. así se van reuniendo las características únicas, entretenidas e interesantes de cada personaje que frente a nosotros se configura. De la misma forma, a través de la explicación recurrente de la historia del universo surgen otras preguntas que hacen avanzar la obra y que llevan la idea del origen hasta el extremo: ¿qué es la materia? ¿Qué son los tiburones? ¿Qué son las estrellas? ¿Qué es la vida y de dónde surge? ¿En qué terrible e infinitamente pequeño punto estoy parada en el universo que nos devora?
Al finalizar la obra pensé: “y a pesar de todo, es una visión muy optimista del mundo”. Mi compañero no entendió la afirmación soltada así como así y creo que usted, cautivo lector, tampoco lo hará. Al final se repasa una teoría la cuál dice que cuando éste universo se termine ha de comenzar uno nuevo y todo el drama cósmico se ha de repetir, una y otra vez, durante eones que se parecen mucho a la eternidad. Desalentador para los budistas y quien cree en la rueda del samsara como un horror filosófico insuperable, alentador para mí porque –se conozcan o no los orígenes- la raíz del universo mantiene un latido en el que somos capaces de reconocernos, como el mar finito de los versos de Aleixandre:
Para el finito mar, con su limitación
casi humana, como un pecho vivido.
(Un niño ahora entra, un niño se baña, y el mar, el
corazón del mar, está en ese pulso.)
Nosotros estamos en el corazón del universo que late al compás de nuestro origen, que es el mismo de toda la materia del universo. Somos hechos de los mismos elementos que las estrellas y los soles, que la tierra. Hay algo de celeste incluso en nuestro cuerpo, que se ha hecho de los rescoldos del principio universal. La relación entre padres e hijos es el eco que nos recuerda quiénes somos y hacia dónde se desdobla y dirige nuestro corazón humano.
Tiburón Es una obra de Gibrán Portela en la se habla sobre la ausencia del padre en el núcleo familiar.
DONDE MORA EL LEÓN
Por Conchi León
Jueves, 17 Abr, 2014 08:03
La ausencia del padre siempre será un gran tema. No importa si es por abandono o muerte, su ausencia dejará una marca en la historia de vida de quien extraña el abrazo paterno. "Tiburón" es una obra de Gibrán Portela -nominado al Ariel por “La jaula de oro”- en la que cinco personajes hablan de lo que sus padres significaron para ellos.
Comparten su acompañamiento en la muerte, sus vicios, su presencia omnipotente o la tremenda ausencia que sólo confirma su existencia con una fotografía vieja.
El acierto de la obra es que los actores no van a fondo, no intentan crear mini tragedias personales para que el público se identifique en una intención lastimera, cuidan su recorrido emotivo para no caer en un melodrama predecible. Ellos están ahí, han sobrevivido y quieren compartir un fragmento de su historia. A la par hablan de las estrellas, el infinito, los tiburones, aclaran que nada tiene qué ver con lo que van a contar y así, como una pequeña ola que baña al espectador, entramos al mar que proponen y empezamos a pensar en nuestro padre.
Algo complejo cuando tu padre es alcohólico y violento, pero las anécdotas de los personajes, los momentos simples de la vida familiar nos hacen extrañar y pensar que, sea como sea, el padre aún está y quizá no es tan mala idea conciliar y darle un abrazo para guardar ese breve recuerdo en la memoria del corazón.
Ahora las mujeres son independientes, no se detienen ante la idea de crecer solas a sus hijos y hacer a un lado al padre si éste es una mala influencia para la familia. Admiro a las mujeres que hacen eso, no es fácil andar por la vida con tus miedos y los miedos que anticipas en tus hijos. Estoy a favor del modelo familiar que a cada uno le permita vivir su vida.
Definitivamente no es sano que un niño viva cerca de un padre violento o vicioso, lo que sí creo importante es que sepa quién es su padre, qué heredó de él, cuál fue su inicio y por qué no están juntos.
De otra manera solemos tener jóvenes confundidos con su identidad, auto rechazados, en una búsqueda interminable pues no saben qué buscan. Mirarte en el espejo de tus padres es un encuentro importante, nos permitirá saber por qué estamos vivos y qué queremos conservar de la historia familiar, es un ejercicio duro pero necesario.
Me gustan las obras de Gibrán, son románticas y sencillas, me devolvieron las ganas de ver a mi padre y creer que todo puede arreglarse con un abrazo. Así es el teatro, un día cualquiera puede darte la respuesta que negaste toda la vida.
Tiburón, obra sobre la experiencia de vivir sin padre
La puesta en escena de la compañía Los Bocanegra se presenta del 14 de marzo al 13 de abril en el Foro A Poco No del Sistema de Teatros de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México
Bajo la dirección de Ricardo Rodríguez, las historias personales de cinco actores se intercalan con metáforas del origen del universo
Cinco actores comparten en escena su experiencia de vivir sin padre en Tiburón, una obra de la compañía Los Bocanegra que intercala historias personales con metáforas del origen del universo y que estará en una temporada de 15 funciones en el Foro A Poco No del Sistema de Teatros de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.
El texto, que no tiene nada que ver con el título de la obra, fue construido a partir de las propias experiencias, reflexiones y opiniones de los involucrados en el proyecto. Los encargados de darles forma dramática a las historias fueron Aurelio Vargas y Gibrán Portela, mientras que Marusia Estrada estuvo a cargo de la dramaturgia científica.
Bajo la dirección de Ricardo Rodríguez, Tiburón es una puesta en escena realista, que aborda con un toque de humor la compleja relación entre padre e hijo, y cómo la pérdida o la ausencia paterna marca la vida de toda persona.
A lo largo de cerca de 60 minutos de trama, los actores Abigail Araoz, Marisol González, Sara Pinet, Luis Eduardo Yee y Rebeca Trejo van platicando sus propias historias, intercaladas con metáforas del origen del cosmos.
“Quisimos abordar la pérdida y la ausencia de un padre de una forma divertida, lúdica y muy dinámica, cero melodramática, donde el público venga a divertirse y a reírse un rato con nosotros y no piense que va a pasar un momento abrumador por hablar de la pérdida de alguien. Es una obra que habla de la pérdida como algo cotidiano y de cómo aprendemos a vivir con eso, al mismo tiempo que tratamos de explicarnos los misterios del universo”, explicó la actriz Marisol González.
Y es que el tema de la astrofísica se insertó en el argumento, con el fin de buscar entender la naturaleza humana uniendo la objetividad de la ciencia, el juego del arte y la belleza de ambas.
Así, Tiburón propone una constante declaración de principios que parten del microcosmos personal, para equipararse al universo que nos contiene y rige a todos por igual.
Al respecto, Marusia Estrada, encargada de la dramaturgia científica, recordó la frase del fallecido astrónomo Carl Sagan: “Conociendo al universo, nos conocemos a nosotros mismos”.
"Tiburón" aborda el influjo paterno en la vida de las personas
Tiburón hace regresión a los recuerdos de la infancia para recuperar a la figura paterna
Por Miguel Izquierdo
CIUDAD DE MÉXICO, México, (N22).-
Bajo la dirección de Ricardo Rodríguez, Tiburón se adentra en los primeros recuerdos que el cerebro humano almacena, paralelamente, se cuestiona el origen del Universo, la alineación de las estrellas y la existencia misma, permitiendo que el espectador haga libres asociaciones y reflexione sobre la vida cotidiana como un reflejo del cosmos y la infinitud que posee.
En conferencia de prensa, el director, actores y dramaturgos comentaron que esta obra está basada en experiencias que han tenido cada uno de los involucrados en esta puesta.
“Quisimos abordar la pérdida de un padre de una forma divertida, cero melodramática, y que no se piense que pasará algo abrumador por la pérdida”, comentó Marisol González.
Una obra que se basa en la vida de cuatro mujeres y un hombre que han perdido a su padre o que no lo conocieron, visto desde el punto de la experiencia y vivencias de los actores y cada uno de los que integran esta obra, mostrando el influjo e impacto que ha tenido la figura paterna en sus vidas. Los encargados del drama de la obra fueron Aurelio Vargas y Gibrán Portela, también la dramaturgia científica fue realizada por Marusia Estrada.
La obra propone una constante declaración de principios que parten del microcosmos personal, para equipararse al universo que nos contienen.
Tiburón se presenta del 14 de marzo al 13 de abril, los días viernes, sábados y domingos, en el Foro A Poco No. Ubicado en República de Cuba 49, Centro Histórico.
La obra Tiburón llega al Foro A Poco No
A partir del 14 de marzo y hasta el próximo 13 de abril los amantes del teatro podrán disfrutar de la obra Tiburón, que se presentará en el Foro A Poco No, ubicado en la calle República de Cuba número 49, en el Centro Histórico.
La puesta de la compañía teatral Los Bocanegra, bajo la dirección de Ricardo Rodríguez, invita a los espectadores a reflexionar sobre sus primeros recuerdos y de forma paralela cuestiona el origen del universo, la alineación de las estrellas y la existencia misma, con el objetivo de que cada persona haga un análisis sobre su vida cotidiana.
Tiburón cuenta con la participación de los actores Abigail Araoz, Marisol González, Sara Pinet, Luis Eduardo Yee y Rebeca Trejo, quienes llevan al público hacia lo más entrañable en la experiencia de cada uno de sus personajes, pues recuerdan a sus padres y el impacto que han tenido en ellos.
El texto de la obra fue construido a partir de experiencias de todos los involucrados en el proyecto; los encargados de darle forma dramática a las historias fueron Aurelio Vargas y Gibrán Portela, además se contó con una dramaturgia científica realizada por Marusia Estrada.
Tiburón tendrá funciones los viernes sábados y domingos a las 20:30, 19:00 y 18:00 horas, respectivamente.
El precio general del boleto es de 135 pesos; con descuento a estudiantes, maestros, militares y adultos mayores.
TIBURÓN, una puesta en escena que no trata sobre tiburones
En el foro el Bicho, espacio destinado a la representación de propuestas escénicas experimentales emergentes y de la dramaturgia mexicana contemporánea, cuya cortina aterciopelada en color rojo al pie de la banqueta recuerda la entrada a un puesto de magia en una feria local de circo, en la esquina de Colima con Insurgentes, y sobre sus escarpadas gradas que castigan ligeramente la visión al proscenio, se presenta TIBURÓN.
¿Te imaginas sumergido en el mar helado junto a tiburones que la posibilidad de ser atacado te eriza la piel? Pues la puesta en escena nada tiene que ver con esto o la condición de vida de dichos animales. TIBURÓN no trata sobre tiburones.
tiburon foro el bicho
Mientras esperaba que el público terminara de acomodarse, sentada en unas extrañas gradas cuya tajante división de madera al estilo taurino recuerda a los establecimientos isabelinos de peleas de osos, veía las caras expectantes, y un poco nerviosas, pero escrutadoras de cinco actores vestidos de negro: Abigail Araoz, Sonia Franco, Marisol González, Sara Pinet y Luis Eduardo Yee. Después me di cuenta que aún no leía la filosa postal de mis manos; encontré escrito un breve texto que planteaba el contenido de esta obra personal y divertida dirigida por Ricardo Rodríguez. El texto lo reproduzco a continuación, previa autorización de su autor:
Tengo 28 años, veintiocho vueltas al sol, una hija de 9, nueve vueltas.
La otra vez me preguntó que de qué se trataba Tiburón,
“¿Es sobre tiburones?”
No, le dije, es sobre la relación padre e hija y el espacio.
“Uhm, estaría mejor si fuera sobre tiburones”, dijo.
No es fácil entender el espacio, lo que hay afuera,
pero tampoco ser padre o hija.
“Somos la materia del Universo tratando de entenderse a sí misma”.
Esa frase siempre me ha gustado, según yo, la dijo Hawking, tal vez no.
- Aurelio Vargas
A lo largo de la función pude escuchar, imaginar y observar anécdotas, recuerdos e historias de los actores y sus padres. Podía distinguir de vez en cuando la historia particular de cada actor pero, también, veía cómo la participación de todos creaba un personaje mayor, como un sistema, un personaje constelación en continua expansión, casi metafórico o estereográmico: un hijo, ese que parece ser un título individual pero que se refiere a la compleja relación padre/hijo. Fue interesante y por momentos conmovedor ver detalles de esa relación con la perspectiva de cada actor en sus zapatos de hijo. Los autores, Aurelio Vargas y Gibrán Portela, establecen constantemente paralelismos entre esa relación humana y el espacio (cuyas explicaciones y descripciones estuvieron a cargo de la dramaturga científica Marusia Estrada) estructurando un viaje impredecible entre el pasado y el futuro, entre la tierra y el espacio, entre la posibilidad de nacer y la destrucción inevitable.
Y así como en la función las historias se desarrollaban y los personajes sufrían una transformación, también sucedieron cambios en el auditorio: sentía que alguna fibra de mi persona se comenzaba a sentir más joven y ligera, quizá más inocente y fresca, como si de pronto junto a mí se hubiera sentado mi padre y yo pudiese percibir la calidez de su sonrisa. El nivel de identificación que permite TIBURÓN resuena fácilmente en el espectador gracias a sus historias, a su humor adolescente (que en ocasiones es ácido y cruel), al desenfado con que exploran el escenario y sus recursos, pero sobre todo, a su generosa honestidad.
teatro Tiburon
En TIBURÓN puedes descubrirte viendo con ojos de hijo a alguien quien se detiene por un instante a observar la relación con su padre como el que se detiene a ver las estrellas, mientras todo lo que lo rodea gira vertiginosamente. Pasado ese momento, continúa su camino sin que te des cuenta, pues ahora eres tú quien mira las estrellas.
TIBURÓN, una obra de la compañía Los Bocanegra, se presenta los lunes, a las 20:30 horas, en el Foro el Bicho.
Hasta el 24 de febrero.
www.foroelbicho.com.
www.facebook.com/ForoElBicho
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viernes, 9 de mayo de 2014
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